Reflejamos lo que somos

Los jóvenes tienen una actitud negativa, de conformismo, del todo hecho, del pongo la mano y recibo el cielo.

¿De quién es la culpa, de la sociedad? ¿de la tecnología que ha avanzado a pasos gigantescos? ¿De los propios cuidadores?

Hay una cosa que está clara y es que el tiempo pasa para todos y los actos del presente se verán en el futuro. El problema es que el futuro ya llegó. ¿A qué me refiero?

Estamos viendo las consecuencias de haber dado un móvil, ordenador o incluso PlayStation antes de que el niño tuviera la madurez mental de que eso se utiliza como un medio, como ocio puntual, como un hobby. Y todo ello sin limitación alguna. La falsa sensación de satisfacción y felicidad por utilizar esa tecnología, ha inundado nuestros hogares.

¿Son realmente felices? ¿Es necesario comunicarse con el móvil, ver lo que hace tu amiga 24h al día mediante TIK TOK, cuando realmente puedes quedar y hablar con ella cara a cara? Se nos está yendo de las manos.

¿Realmente sigues pensando que es culpa de la tecnología, que es porque los jóvenes son así ahora y punto? En ningún momento se te pasa por la cabeza que se les ha dado a esos chicos desde que ni tenían uso de razón todo lo que querían y más, sin apreciar el esfuerzo que suponía para sus padres obtenerlo.

Una de las frases que más oigo de padres es “yo le doy a mi hijo lo que yo no pude tener”. ¿Acaso si lo hubieras tenido hubieses sido más feliz?

¿Y por qué si el hecho de dar más no se extrapola a los sentimientos y valores, y no sólo a lo material?

Se ha olvidado inculcar respeto y disciplina, enseñarles lo que es la constancia y el “que la sigue, la consigue”, perseguir sueños, reprender cuando hay que hacerlo sin importar lo que piensen los demás. Se prefiere el pasotismo, el dar aquello que crees que le hace feliz, lo que le quita la perreta y llanto, dar lo que realmente nos está alejando de ellos sin darnos cuenta. 

¿Volverías al pasado y cambiarías tu infancia en la calle jugando con otros niños, por una en la de estar delante de la Tablet hasta cuando vas en el coche? Yo por mi parte te adelanto que NO.

Justificación del porqué no hay que exponer a pantallas a los más pequeños

Antes se comía lo que había y punto, y si no lo querías pues para la cena o para cuando tuvieras hambres. Y tampoco es que fuera época de nuestros abuelos, en la que la base de alimentación eran tres productos y si llegaba un cuarto era una fiesta. Estamos hablando de que, dentro de la infinita posibilidad de alimentos, nuestros padres nos daban lo mejor para nosotros. ¿Por qué se piensa que hay que dar al niño sólo lo que quiere?

¿Cuántos adolescentes ves ahora mismo que prefieran una ensalada a unos Nuggets? Total, si nadie les ha EDUCADO e inculcado los valores de una buena alimentación, cómo lo van a saber. A veces “hacer el gusto” no es por un día.  El no tener paciencia ni ganas para brindar multitud de alimentos saludables al niño hasta que se acostumbre, prima en una sociedad pasota y estresada, donde el potito del Mercadona y las galletas no son “para salir del paso un día” sino se convierten en la dieta del pequeño. Y así pasa con todo.

¿Cómo van a saber lo divertido que es compartir cada momento en familia si cada uno come con su móvil, si ni siquiera se preguntan qué tal el día?

El hecho de coger el móvil (aunque sea por trabajo) infunde un mensaje subliminar: estás en otro sitio y no en donde tienes que estar. A veces, es preferible ir a otro lugar donde no esté el niño, responder todo lo que tengamos (siempre que sea urgente) y volver con entusiasmo y prestar el 100% de tu atención a lo verdaderamente importante, tu familia.

Cómo nos afecta la tecnología en nuestro cerebro. Normas y consejos para usar móviles en casa.

¿Cómo van a saber que para comer bien hay que dejar atrás los fritos y fast food, si cuando vas a cualquier restaurante el menú infantil incluye salchichas, Nuggets y papas fritas?

¿Cómo van a saber el valor del esfuerzo, si sin hacer absolutamente nada, ni siquiera en las labores del hogar, reciben aquello que quieren? Si hasta parece que tienen que recibir un premio por estudiar. Yo estudiaba sin que nadie me lo tuviera que decir, mi mayor logro era aprobar los exámenes y dar un pasito más en mis estudios. Vaya, vaya, mucho ha cambiado…

¿Cómo van a saber tantas cosas si nunca se les ha dado esa oportunidad?

¿A dónde quiero llegar? ¿Es realmente culpa de la sociedad que esté pasando esta triste realidad?

NO. Como bien dice mi madre, quien quiere estudiar estudia. Claro ejemplo de ello es aquel chico criado en una familia humilde, en un barrio marginal donde los malos hábitos como las drogas, priman. ¿Qué es de esperar, que él también sea drogadicto, camello o con mala vida? No siempre tiene que ser así, quien impone una educación en casa, quien dice que eso está mal, quien lo aparta de esa gente y lo lleva a actividades extraescolares a otros sitios, quien se pone a estudiar cada día tras el colegio, es la familia. ¿Y qué recibirá a cambio? Inculcar los valores y buena educación, donde el prestar atención al chico, guiarlo en el camino de la vida y poniendo límites de aquello que lo pueda perjudicar; marcará su futuro. Así que no echar balones fuera es lo más fácil, lo difícil es asumir lo que hemos hecho mal, dar un paso atrás e intentar rectificar si estamos a tiempo.

Todo radica en la EDUCACIÓN que se recibe tanto dentro, como fuera de casa. Puede tocarte la lotería y tener y dar todo y más a tus hijos, pero crees que te querrán más por tener un móvil mejor? ¿Crees que su salud será mejor?

Empecemos por cuidarnos nosotros.

  • Si nos alimentamos bien, nuestros hijos también lo harán. Eres su modelo de referencia.
  • Si realizamos ejercicio, nuestros hijos también tendrán iniciativa e interés por hacerlo. Déjalos que prueben diferentes deportes y ejercicios, que busquen aquel que más le guste. Pero lo más importante, que lo vean como un hobby, que vean el moverse como algo normal y natural. Veamos un ejemplo: en Noruega los niños desde que son pequeños, empezando el colegio, van en bicicleta o patineta al cole; incluso sin sus padres, acompañados por otros amigos o solos, aunque nieve o llueva. En España, ¿cuántos padres no ves que viven a 200 metros del colegio y cogen el coche para llevarlos? Todo va influyendo, cada acción que realices los más pequeños lo irán adquiriendo.  Inculca el movimiento, la actividad física en los niños, dejando atrás la ley del mínimo esfuerzo o la del excusarse (“es que está lloviendo” y son dos gotas…)
  • Si pasamos tiempo con ellos, no estaremos tan estresados y ocupados que nos tengamos que comunicar con nuestra propia sangre por Face-time.
  • Si tenemos una buena salud mental podremos gestionar situaciones difíciles y enseñar a gestionar emociones a nuestra descendencia.
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