“La gente normalmente se preocupa por el futuro y cree que al hacerlo logrará hallar soluciones”
– Ad Kerkhof
En nuestro día a día no paramos de preocuparnos por todo: que si la hipoteca, que si los estudios de los niños, que cómo me irá la presentación en el trabajo mañana, cómo evolucionará mi enfermedad… Si ese nivel es extremo nos puede crear ansiedad o depresión, pero tranquilo, aquí te expongo unos cinco pasos creados por Ad Kerkhof, psicólogo holandés para que puedas controlarte.
¿No te ha pasado nunca estar superagobiado con un hecho del futuro y después llega y dices “no era para tanto”? Nos montamos demasiadas películas en nuestra cabeza, por lo que hay que saber controlar esas preocupaciones, por nuestro bien, por nuestra salud mental.
1. Establece un tiempo de “preocupación”
Deja de repetirte una y otra vez que tienes que dejar de preocuparte. Eso no funciona. Mejor prueba a dedicar quince minutos por la mañana y otros quince por la tarde a manejar la preocupación. Céntrate en ese tiempo a preocuparte por completo, vuélcate lo más que puedas y busca una solución. Así, después puedes desconectar hasta el próximo tiempo de preocupación.
Recuerda: la preocupación es una respuesta NORMAL ante situaciones que perturban nuestra vida y sólo es útil si somos capaces de afrontar el problema con una SOLUCIÓN, de nada vale quedarnos con los brazos cruzados. Ahora piensa ¿realmente estás haciendo algo para solventar tus problemas? ¿hay algo que puedas hacer al respecto?
2. No dediques tu “tiempo de preocupación” en las horas de descanso
Intenta pensar en otras cosas o usa técnicas de relajación.
3. Utiliza recuerdos positivos
Si en la hora de dormir te vienen las temidas preocupaciones, tómate 5 minutos para manejarlas, pero de seguido piensa otros 10 minutos en recuerdos positivos. Recrea en tu imaginación cuando eras feliz, con quien, en dónde, medita en los detalles de aquellos días.
4. Busca distracciones
Si la preocupación llama a tu puerta cuando no debe, no la dejes entrar, distráete con algo que entretenga a tu mente y evite la temida ansiedad. No es que ignoremos nuestros problemas, es decir no en ese momento, ya tuvo sus 30 minutos diarios. Entretente con algún ocio que te guste como leer, hablar con alguien de cómo te fue el día, actividad física, lo que más te apetezca.
5. Los efectos no son inmediatos
Aprender a controlar esta técnica requiere tiempo y dedicación.
“Preocuparse es como una adicción y si quieres acabar con ella necesitas tiempo para enseñarte, poco a poco, cómo dejar de hacerlo”
Ad Kerkhof