¿Hasta qué punto influye la forma en la que comemos a la de nuestros hijos?
El comportamiento del niño frente a la alimentación se adquiere a través de la experiencia directa con la comida, por la imitación de modelos (pudiendo ser la familia), disponibilidad de alimentos, estatus social y tradiciones culturales.
Además de las influencias sociales, se ha señalado que las influencias genéticas y de ambiente familiar compartido, tienen un impacto relevante sobre el patrón de ingesta, la conducta alimentaria (conjunto de acciones que establecen la relación del niño con los alimentos) y la obesidad infantil.
Como ves hay múltiples factores que hacen que el niño adopte ciertas preferencias a los alimentos, pero hay algunos vinculados a la familia en la que los padres juegan un papel fundamental.
¿Te has percatado que tu hijo tiene ciertas preferencias o rechazos por algunos alimentos?
Este modo de alimentarse está fuertemente condicionado por el contexto familiar. Durante la etapa infantil se incorporan la mayoría de hábitos y prácticas alimentarias, que son transmitidas por la familia. Así pues, los progenitores son los principales responsables de transmitir estas pautas alimentarias. Los padres influyen en la forma en la que se alimentan los niños, tanto en el tipo de comida, cantidad, horarios e introducción de alimentos. Por lo que, ha de ser fundamental también, dar ejemplo a los hijos con buenos hábitos alimenticios para influir positivamente en estos.
¿Ves por dónde voy?
Desde que los niños son bebés ya elegimos qué alimentos quieres darles. Puede que la enfermera o pediatra te de unas pautas en la consulta, pero siempre los padres optan por variar o adelantar alimentos. Por ejemplo, un biberón con gofio o cereales para que el niño no pase hambre, o darle más tomas de biberón pensando que tiene hambre y en realidad llora por otro motivo.
¿En qué se basan los padres para dar un tipo de alimentación u otra? Pues se basan en…
- Disponibilidad de alimentos en el hogar. Así, si en casa sólo hay pasta y dulces, los niños comerán eso. La cesta de la compra varía dependiendo del nivel adquisitivo de la familia, por lo que se tenderá a comprar más verduras, frutas y pescados frescos, por ejemplo, en aquellos que tengan una economía mejor. Frente a esto, las familias que hacen malabares para comprar, tienden a comprar pastas, congelados, pan barato, embutidos, etc.
- Tradiciones familiares. Costumbre de cocinar o comer siempre de la misma forma, que no involucra que sea sana.
- El acceso a medios de comunicación en el que no paran de ver anuncios de comida rápida en los que regalan juguetes, por ejemplo.
- Interacción con los niños durante la comida. No dejarlos comiendo solos o viendo la tele, pues de esta forma ingieren mayor cantidad y puede que elijan la comida que les dé la gana.
La exposición repetida del niño a estos modelos familiares, genera un estímulo condicionado que asocia determinados alimentos con eventos específicos (fiestas, castigos, estaciones, entre otros), ejerciendo un efecto modulador sobre su comportamiento alimentario.
Esto es, que, si un niño es obligado a comer brócoli a la fuerza, lo verá como un castigo y lo odiará; mientras que, si asocia el brócoli a un pensamiento positivo, como una fiesta, se lo comerá encantado.
Como consecuencia de que el niño experimente de forma positiva comer ciertos alimentos, hará que adopten ciertas preferencias y costumbres familiares que le resultan agradables y que repetirán en el futuro.
¿Ves la clave para inculcar los hábitos? Ofrecer un premio, un halago, una recompensa…
“Si te comes el brócoli como mamá, vamos al parque”, por ejemplo. Refuerzo positivo. Motiva al niño para que, si se come lo del plato, obtenga algo que le gusta más aún. De esta forma para la próxima vez, ya lo asociará y poco a poco se creará un hábito.
¿Tu hijo te insiste o manipula?
El contexto social en el que funciona la familia moderna en el que ambos trabajan y están poco tiempo en casa, ha hecho que en la actualidad las decisiones sobre alimentación sean discutidas y negociadas frecuentemente con los niños, quienes influencian las decisiones del hogar.
¿Por qué obligas a tu hijo a comer?
Como padres siempre se piensa en la mejor nutrición para los hijos, pero los niños son capaces de autorregular de forma innata su saciedad e ingesta, por lo que no hace falta obligar a que estos coman y coman. Recuerda: son niños, no adultos como nosotros, no comen lo mismo. Se me viene a la cabeza cuando me quedaba en casa de la abuela y te ponía un plato tras otro y un cucharón tras otro, con la escusa de que hay que comer para crecer; mientras yo pensaba que como comiera más reventaba.
¿Y tú qué actitud tomas respecto a la conducta alimentaria de tus hijos?, ¿amenazador, permisivo, neutral, restrictivo…?
Recuerda que la actitud que tomes frente al niño, este la interpretará e influirá en la conducta alimentaria.
¿Sabías que… Si uno o ambos progenitores son obesos, la probabilidad de que la obesidad infantil persista en la edad adulta es aún mayor?
Te adjunto bibliografía en la que me he basado para escribir este post:
Domínguez-Vásquez P., Olivares S., Santos JL. Influencia familiar sobre la conducta alimentaria y su relación con la obesidad infantil. ALAN [online]. 2008, vol.58, n.3, pp. 249-255. Disponible en: http://repositorio.uchile.cl/bitstream/handle/2250/123925/Dominguez_p.pdf?sequence=1&isAllowed=y